Lo hemos oído en radio, televisión, cine e incluso entre nuestras amistades. Sin embargo, ¿sabemos si científicamente existe la memoria eidética o fotográfica o si se trata de un mito? Si has llegado hasta aquí buscando respuestas, quédate. Te loe explicamos todo sobre esta técnica de memorización. Recuerda que en Grupo Esneca Formación encontrarás los mejores cursos universitarios. Echa un vistazo y pide información sobre el que más se ajuste a tus preferencias.
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Qué es la memoria eidética
“Eidetico” procede del griego eidos y da paso a lo que hoy nos ocupa: la memoria eidética. También puedes haber oído a hablar acerca de ello con el concepto e memoria fotográfica. A pesar de ser un término inexacto, porque nuestro cerebro y memoria no funcionan como una cámara.
A pesar de que muchas personas afirman tener esta capacidad innata de recordar al detalle diferentes imágenes, lo cierto es que la memoria eidética es rara en adultos. Aunque alguna vez se investigó sobre si era una condición hereditaria, actualmente no se cree que sea determinante. Igualmente, tampoco tendría relación con otros tipos de memoria ni con el coeficiente intelectual.
Memoria eidética en niños
Al contrario de la rareza de esta condición en adultos, varios estudios se han ocupado de estudiar la memoria fotográfica en niños. Y es que durante la infancia, somos capaces de recordar con mucha más precisión. Algunos estudios científicos apuntan que entre el 2 y el 10% de niños de edad temprana podría experimentar la memoria eidética.
Sin embargo, según el mismo estudio, publicado por la revista BBCC Focus, esta capacidad de retención de imágenes y detalles se desvanecería a partir de los 6 años. Es a partir de esta edad en la que los niños desarrollan otros métodos de procesar información.
Ejercicios para mejorar la memoria
Como bien sabrás, muchos de los mecanismos de la memoria humana siguen siendo un misterio para la ciencia. De ahí que no existan métodos concretos para potenciar la memoria eidética. Sin embargo, si que puedes trabajar y mejorar tu capacidad de memorización.
Por ejemplo, puedes poner en práctica algunos ejercicios de memoria. Cuando viajes en transporte público, por ejemplo, intenta recordar el máximo de detalles posibles de la gente que viaja contigo durante un minuto. Luego, escribe todo lo que recuerdes. ¿Qué colores vestían? ¿Quién llevaba gafas? ¿Cuántas personas rubias viste? Luego comprueba tus coincidencias.
Finalmente, y a pesar de que te parezca un consejo de madre, profesor o médico, lo mejor es leer, leer y leer. La lectura estimula nuestro cerebro, dándole nueva información, ampliándole el vocabulario y trabajando la memoria a corto plazo. También puedes entrenar tu agilidad mental leyendo en voz alta.